El inspector Villanueva ha vuelto a recibir una llamada desde Sevilla:
"¿Por qué me llama Jiménez? ¿Ha cantado José Manuel Poto?
--Tiene varios discos Villanueva, pero del cante que nos interesa de Poto todavía no hay novedad, sigue en la cárcel sin decir ni media. Le llamo por otra noticia mucho peor, me temo.
--¿Qué ha pasado?
--Hay otra víctima.
--¿Cómo que otra víctima? ¿Otro muerto? ¿Pero con una regañá?
--No, han elegido un arma aún más peculiar. Será mejor que coja el AVE lo antes posible y lo vea usted mismo, pero tenga una cosa clara: quien quiera que haya cometido esa carnicería quería que se le relacionara con El Asesino de la Regañá."
El crimen del palodú es la continuación de la trilogía “Serva la Bari” comenzada por “El asesino de la regañá” (click en el nombre para ir a la reseña) , una historia que se desarrolla en Sevilla y trata sobre la parte más tradicional de la ciudad pero en clave de comedia. Su autor es conocido en twitter bajo el seudónimo "Rancio Sevillano" (@rancio).
Al ser la segunda parte, el resumen puede contener spoiler sobre el primer libro.
La historia nos sitúa semanas después del suceso de la regañá. Estamos en víspera de la feria de abril, y ha vuelto ha aparecer una nueva victima, pero el arma homicida no es una regañá, sino un palodú.
¿Y qué es el palodú? Preguntareis muchos, pues es la raíz del regaliz de sabor anisado que se suele masticar.
Se trata de un periodista del ABC, Álvaro Burguillos, que ya apareció en la primera parte. Éste será de nuevo el primer crimen de siete, cometidos por una hermandad secreta llamada Serva la Bari, que llevan muchos años intentando que no se pierdan las viejas costumbres y tradiciones sevillanas.
Para resolver estos casos, la policía sevillana vuelve a solicitar la ayuda del inspector Villanueva de Madrid, que junto a Jiménez y la nueva comisaria Cruz, intentará resolver los crímenes.
Estoy muy sola y cuando cojo a alguien por banda no lo suelto, la verdad, con decirles que cuando viene mi nieto a comer lo cebo y cuando se echa la siesta le lavo la ropa para que no se pueda ir hasta que se seque, imagínese.
Esta narrado en tercera persona y cuenta con 43 capítulos de poca extensión, pues el libro no llega a las 170 páginas.
La pluma del autor no ha cambiado nada desde le primer libro. Sigue siendo bastante sencilla y fácil de entender, utilizando un vocabulario propio de la ciudad. Utiliza frases sencillas sin apenas subordinación y muchos diálogos, lo que hace que la lectura sea rápida y amena.